La carne de caza: saludable, sostenible y cada vez más valorada
La carne de caza, y en especial la de especies como el corzo o el jabalí, está ganando terreno en la gastronomía y la conciencia del consumidor. Rica en proteínas, baja en grasa y con una huella ambiental mínima, es una alternativa ideal frente a la carne intensiva.
Según explica ABC, nutricionistas y cocineros destacan su valor nutricional, su sabor auténtico y su procedencia ética. Consumir carne de corzo o jabalí no solo es saludable, sino que contribuye a la gestión cinegética sostenible, ayudando a controlar la superpoblación de estas especies.
En Cotos Mas entendemos el rececho de corzo no solo como una experiencia de caza mayor en España, sino también como parte de un ciclo responsable donde la pieza abatida puede aprovecharse íntegramente.
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Cada vez más restaurantes y cocineros apuestan por recuperar recetas tradicionales con carne de caza: estofados de corzo, hamburguesas de jabalí, carpaccios y platos de cuchara que combinan el sabor intenso de la carne silvestre con ingredientes locales. Además, los canales de distribución se están profesionalizando, y ya existen carnicerías especializadas y empresas que garantizan trazabilidad, control veterinario y conservación en frío. Este cambio de mentalidad favorece no solo la gastronomía, sino también a los cazadores que practican un rececho ético y responsable, como el que promovemos desde Cotos Mas.
Además, el consumo de carne de caza fomenta una conexión más directa entre el territorio, la naturaleza y la alimentación. Saber de dónde viene lo que comemos, cómo ha sido obtenido y qué papel juega en la gestión del entorno convierte al cazador no solo en proveedor, sino en gestor de sostenibilidad.
La carne de caza: Una carne que mejora la salud
Según expertos en nutrición y gastronomía consultados por ABC, la carne de caza no solo destaca por su sabor y calidad, sino también por sus beneficios para la salud. Es una fuente natural de proteínas magras, con menos grasa saturada que las carnes de ganadería intensiva, y rica en minerales como el hierro y el zinc. Además, al proceder de animales que viven en libertad y se alimentan de forma natural, su perfil nutricional es más equilibrado y saludable. Cada vez más cocineros y consumidores valoran estas propiedades, incorporando la carne de caza a sus menús por sus cualidades tanto culinarias como nutricionales.
La codina de la carne de caza no solo tiene un profundo arraigo cultural, sino que también está

ganando protagonismo en la cocina contemporánea por sus cualidades nutricionales y su origen natural. Un ejemplo destacado es el proyecto Lantxaga, que trabaja con animales silvestres abatidos mediante caza sostenible, garantizando una trazabilidad total y un procesado respetuoso con las normativas sanitarias. Iniciativas como esta demuestran que la carne de caza puede llegar al consumidor final con todas las garantías de calidad, higiene y respeto por el entorno.
Además de ser un alimento de proximidad y kilómetro cero, la carne de caza es una excelente fuente de proteínas, hierro y vitaminas del grupo B, con un bajo contenido en grasa. Su sabor es más intenso que el de la ganadería convencional, lo que la convierte en una elección gastronómica de alto valor para quienes aprecian la cocina tradicional, los productos ecológicos o la dieta atlántica. Cada pieza, además, cuenta una historia ligada al territorio, a la sostenibilidad y al aprovechamiento responsable de los recursos naturales.