La huella de Baillie: el origen del término “corzo tipo Baillie” en el rececho de corzo
La denominación tipo Baillie tiene su origen en un célebre trofeo que marcó un antes y un después en la cultura cinegética del corzo (Capreolus capreolus). En 1974, el mayor Peter Baillie, exmilitar y miembro destacado de la British Deer Society, abatió un corzo extraordinario en Hampshire (sur de Inglaterra). El animal presentaba una cuerna corta y compacta, pero de masa extraordinaria: rosetas esféricas, pivotes gruesos y un cráneo con peso neto de 1 140 gramos, una cifra nunca vista hasta entonces.
Peter Baillie era conocido por su enfoque científico y riguroso sobre la caza: presidía la delegación de la BDS en Londres, colaboraba con la revista técnica Deer y presentaba datos con precisión, no con triunfalismos. Su trofeo fue expuesto en la Game Fair de 1976 y posteriormente cedido al estudio en la Exposición Internacional de Plovdiv (Bulgaria) en 1981, donde los jueces lo declararon un freak trophy (un trofeo fuera de los estándares clasificables), según informa El Debate.
Fue el zoólogo Richard Prior quien terminó bautizando este tipo de ejemplares como “Baillie Bucks” en su obra Roe Deer: Management and Stalking, calificándolos como “el caso más extremo de crecimiento óseo en corzo jamás registrado”. Desde entonces, en el mundo del rececho de corzo, el término “tipo Baillie” se aplica a aquellos corzos que no sobresalen por la longitud de sus cuernas, sino por la densidad, peso y volumen de sus estructuras craneales: cráneos que oscilan entre 700 y 1 140 gramos, con cuernas cortas pero robustas, rosetas hipertrofiadas y pivotes con textura ósea rugosa y osificaciones extraorbitarias.
Factores que podrían explicar el fenómeno
Los estudios científicos han propuesto varios factores que concurren en la aparición de estos trofeos tan singulares:
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Edad avanzada, generalmente ejemplares de más de seis o siete años.
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Dietas muy ricas en calcio y fósforo, en suelos favorables para la mineralización ósea.
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Traumatismos craneales previos que podrían inducir crecimientos compensatorios.
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Descensos temporales en los niveles de testosterona, que prolongarían la fase de crecimiento vascularizado de la cuerna, favoreciendo la deposición adicional de hueso en pivotes y zona frontal del cráneo.
Aunque en Europa del Este se especuló sobre intervenciones artificiales (como tratamientos hormonales o manipulación con células madre), no hay evidencia científica que respalde estas teorías. La regeneración anual de la cuerna se basa en células madre adultas propias del animal, sin intervención externa.
Homologación y visibilidad
El sistema del Consejo Internacional de la Caza (CIC) permite puntuar estos trofeos, siempre que el cráneo esté completo y medible. A pesar de su rareza, no se penaliza la puntuación por estas características atípicas: algunos corzos tipo Baillie han alcanzado más de 270 puntos CIC, pese a no tener cuernas largas.
Aunque el trofeo original de Baillie no fue homologado oficialmente, desde entonces se han registrado ejemplares similares en Hungría, Austria, Alemania y en España (sobre todo en Castilla y León, Guadalajara y Teruel), aunque aún sin alcanzar el nivel morfológico del prototipo original.
La popularización en redes sociales de imágenes de corzos con cabezas voluminosas ha hecho que el fenómeno tipo Baillie sea más conocido entre aficionados al rececho de corzo, aunque es importante diferenciar entre ejemplares auténticos y otros con montajes alterados o malformaciones artísticas.
Corzo tipo Baillie
El trofeo de Peter Baillie representa más que una rareza: es un hito que nos invita a reflexionar sobre la plasticidad morfológica del corzo europeo y los límites que puede alcanzar el desarrollo óseo si concurren factores biológicos, ambientales y nutritivos. A pesar de su espectacularidad, los corzos tipo Baillie siguen siendo una excepción, no un modelo para la gestión cinegética.
En el contexto actual del rececho de corzo, estos ejemplares suscitan fascinación y debate. Sin embargo, lo valioso reside en la curiosidad científica, la documentación rigurosa y el respeto al entorno, siguiendo el ejemplo del mayor Baillie: cazador humilde, técnico y comprometido con el conocimiento más allá del trofeo.
Artículo de Laureano de Las Cuevas


